Lectura Dedicada, Vida Transformada
Desde muy temprano en nuestras vidas, aun desde el vientre de nuestras madres, se nos está instruyendo de una manera dedicada con el fin de que en el futuro nuestras vidas puedan ser transformadas a hombres y mujeres útiles y de bien a la sociedad. En el vientre se nos leen cuentos, se nos entonan cánticos y hasta se nos dice “es papá, es mamá, es abuela o abuelo… tu serás un hombre o una mujer de bien en el futuro”. Es muy claro que estas palabras están cargadas del amor que ese pariente tiene por la criatura por nacer. Ya en nuestros años de niñez y juventud se nos exhorta a estudiar, a leer y a aprender… tanto en el hogar, la comunidad o la escuela para que ese anhelo que hubo en la infancia por formar hombres y mujeres de carácter se pueda cumplir en la adultés. Ya en los grados de escuela secundaria o high school, la preparación es más dedicada, más centrada, con más lectura, análisis y detalle… buscando comenzar a formar los próximos profesionales en distintos campos del mercado.
Durante los primeros cinco años de nuestras vidas se nos enseñan conceptos básicos, colores, letras números, valores, moral, etc. Nuestras vidas comienzan a tomar forma y es en esta etapa donde adoptamos características de nuestros padres o custodios. Entonces, a la edad promedio de cinco años comienza una crecimiento educativo mas formal que tiene una duración de unos trece años. Aquí comenzamos a adquirir costumbres de nuestra sociedad, de nuestro vecindario y de nuestros amigos, para luego, al graduarnos de la secundaria entrar al verdadero mundo de responsabilidades, retos, conflictos y situaciones que pueden marcar o cambiar nuestras vidas para siempre. Luego de la secundaria, muchos entran en carreras universitarias de unos cuatro, seis y hasta doce años de estudio académico para los que aspiran a grados doctorales en ciencia, medicina o filosofía, entre otros.
Podríamos decir, sin lugar a dudas, que la vida de crecimiento y aprendizaje nunca termina. El famoso científico Albert Einstein dijo: «Cuando dejas de aprender, empiezas a morir» El aprendizaje nunca termina en nuestras vidas. Puede ser a un ritmo muy lento, como puede ser a nivel exponencial… pero nunca dejamos de aprender. Claro, el hombre tiene la responsabilidad de entrar en una relación con el aprendizaje si anhela llegar un poco mas alla. Algunos filósofos, científicos y hombres comunes dijeron algunas de las frases más famosas sobre el aprendizaje:
“Nunca enseño a mis alumnos, sólo intento proporcionarles las condiciones en las que puedan aprender.”
Albert Einstein“El aprendizaje es lo único que la mente nunca agota, nunca teme y nunca lamenta.”
Leonardo da Vinci“La educación es el pasaporte al futuro, porque el mañana pertenece a quienes se preparan para él hoy.”
Malcolm X“Quien deja de aprender es viejo, ya sea a los veinte o a los ochenta. Quien sigue aprendiendo se mantiene joven.”
Henry Ford“Dime y lo olvido. Enséñame y lo recuerdo. Involúcrame y lo aprendo.”
Benjamin Franklin
Para estos hombres, el continuar aprendiendo nunca fue una opción, mas bien era una obligación. Podemos entonces apreciar que para ellos existía un gran anhelo por aprender, por crecer, por ir mas alla. ¿Pero qué sucede cuando Dios nos llama y venimos a los pies de Jesús en arrepentimiento y fe? ¿Qué sucede con los que hemos decidido seguir a Cristo? ¿Qué sucede con los que decimos ser discípulos del Señor? ¿Porqué nos conformamos con un servicio de domingo o estudio de la semana? ¿Acaso el llamado a conocer más de nuestro Señor tiene fecha expiración el dia que El nos rescata, o un mes después, un año después o treinta años después? La realidad es que la respuesta debe ser NO. El creyente no tiene la opción de dejar de aprender y conocer a su Señor. El creyente no tiene la opción de decir “ya leí la Biblia completa varias veces y no necesito leerla mas”, ya fui a seminario y no necesito mas estudio” “ya me gradué de universidad teológica y tengo un doctorado en divinidad… no necesito estudiar mas”. Para Moisés, quien anduvo con Dios, vio la espalda de Dios, escuchó a Dios hablarle cara a cara y quien fue transformado por el poder de la Palabra de Dios mismo… el meditar dia y noche en la ley no era una opción… era una obligación, y así lo hizo hasta el dia cuando volvió a recordarle la ley al pueblo antes de morir. Josué hizo lo mismo que Moisés, cada Rey reescribía la ley, Esdras la leyó a todo el pueblo y los discípulos la citaban constantemente.
Deuteronomio 6:4-9 NBLA
4 »¡Escucha, Israel! El Señor es nuestro Dios, solamente el Señor. 5 Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. 6 Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy te entrego. 7 Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Átalos a tus manos y llévalos sobre la frente como un recordatorio. 9 Escríbelos en los marcos de la entrada de tu casa y sobre las puertas de la ciudad.
Leer la Biblia a diario, y no solo leerla, sino estudiarla y meditar en ella no es solo un hábito, sino que te transforma la vida. Te ayuda a escuchar la voz de Dios, a comprender su corazón y a mantenerte firme cuando la vida se siente caótica. Cuanto más tiempo pasas en la Palabra, más tus pensamientos, acciones y decisiones empiezan a reflejar a Jesús. Te da paz, sabiduría y fuerza para afrontar cualquier situación. No tienes que leer mucho, solo sé constante. Dios se encuentra ahí mismo en esas páginas, día tras día. El leer y estudiar tu Biblia te llena cada dia mas de Dios y te vacía del mundo. Ahora, cada vez mas tus respuestas a situaciones serán conforme a como Dios las ve y no como tu o como yo. Necesitamos estar en la Palabra cada día, necesitamos estudiar la palabra cada dia, necesitamos meditar en la Palabra cada dia… y cada dia estaremos mas en comunión con nuestro hacer y redentor, y menos con un mundo de tinieblas y destrucción.
“Tu palabra es una lámpara para mis pies, una lumbrera en mi camino.”
Salmo 119:105