Dios de Pactos
En el mundo Evangélico es muy conocido el hecho de que servimos a un Dios de Pactos, pero es aún mas interesante el saber que el mundo secular conoce de estos pactos de Dios para con Su pueblo. También, hemos escuchado enseñanzas y predicaciones sobre como nuestro Dios preparó estos pactos desde antes de la fundación del mundo, mucho antes de existir una creación. Teólogos y académicos han tratado con el estudio profundo de estos pactos del Señor para con Su pueblo, y a pesar de que innumerables libros han sido escritos sobre el tema, su profundidad es inescrutable. No preguntamos, ¿Por qué es tan complejo el entender los pactos de Dios? El mismo nos da la respuesta…
1 Corintios 2:6-9 NBLA
“6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; pero una sabiduría no de este siglo, ni de los gobernantes de este siglo, que van desapareciendo, 7 sino que hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta que, desde antes de los siglos, Dios predestinó para nuestra gloria. 8 Esta sabiduría que ninguno de los gobernantes de este siglo ha entendido, porque si la hubieran entendido no habrían crucificado al Señor de gloria; 9 sino como está escrito:
«Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
Ni han entrado al corazón del hombre,
Son las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman».”
El Apóstol Pablo entendía y conocía estos pactos de Dios a la perfección… el entendía que estos pactos son de creación Divina y mas allá de eso no hacía falta entendimiento alguno, sino fe en las promesas del Señor. El entendía que no tenía que ver con lo que el hombre pensara, entendiera, analizara u ofreciera… mas bien tenía que ver con lo que Dios había prometido. En el texto de 1 Corintios, a pesar de que no vemos la palabra “pactos o promesas”, podemos apreciar como el Apóstol hace alusión a la Sabiduría Divina, esa que proviene SOLO del Padre. Es en esa sabiduría Divina que reposamos, esa que creó los cielos y la tierra, esa que creó todo ser viviente, esa que dio aliento de vida, esa que desde antes de la fundación del mundo ya tenía un plan de redención para Su pueblo, esa que hizo un pacto Nuevo en la Sangre de Cristo, esa sabiduría que desarrolló una serie de pactos con el hombre para revelarse asi mismo con ellos.
El comienzo de los Pactos de Dios con Su Pueblo
Genesis 8:21-21 NBLA
“20 Entonces Noé edificó un altar al SEÑOR, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocaustos en el altar.
21 El SEÑOR percibió el aroma agradable, y dijo el SEÑOR para sí: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho.”
Nueva Biblia de las Américas (La Habra: The Lockman Foundation, 2005), Gn 8:20–21.
Como expreso el autor anteriormente, estos pactos o promesas no tienen que ver con el hombre, mas bien es la relación que Dios establece con Su creación. Para esto Dios revelo una serie de Pactos que encontramos a traves de las Escrituras, comenzando con el Pacto a Noé. El libro de Génesis ofrece esta narrativa de eventos y comienza enfatizando nuevamente que estos pactos NO tienen que ver con lo que el hombre haga, sino lo que Dios anhela hacer con SU creación. Noé edificó altar y ofreció ofrenda… pero es Dios quien decide. A pesar de que el olor de la ofrenda fue grato para Dios, Su decisión de hacer un pacto NO tiene que ver con Noé pues dijo Dios: “y dijo el Señor para si…” Esta acción denota claramente que no tenía que ver con el hombre, mas bien es el Señor Dios quien hace el Pacto por si y para si mismo. Que bueno es saber que tenemos un Dios que hace pactos por si y para si que jamás pueden ser quebrantados, que no dependen del hombre y que no pueden ser alterados por la conducta pecaminosa de la humanidad.
Numeros 23:19
”Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho Él, y no lo hará? ¿Ha hablado, y no lo cumplirá?”Los pactos bíblicos forman el hilo unificador de la acción salvadora de Dios a través de las Escrituras. Aunque algunos teólogos sostienen que hay tres pactos anteriores (el pacto de la redención, el pacto de obras y el pacto de gracia), el primer pacto explícito de las Escrituras es entre Dios y Noé después del diluvio. El pacto abrahámico sigue poco después en Génesis, sentando las bases para la nación de Israel y el Mesías venidero, a través del cual Dios bendeciría a todas las naciones del mundo. El pacto mosaico continúa el trato de Dios con la nación de Israel, los descendientes de Abraham, llamándolos a reflejar la gloria de su Señor a las naciones que los rodean. El pacto hecho con el rey David apuntaba por delante de Israel al Mesías venidero, el que gobernaría perfectamente en el trono de David para siempre. Sin embargo, no fue hasta que Jesús vino como Mesías de Israel que los pactos con el hombre se mantuvieron perfectamente y se cumplieron. Jesús vino a ratificar el nuevo pacto prometido en la Ley y los Profetas, trayendo consigo las bendiciones escatológicas prometidas al pueblo de Dios.
Los pactos entre Dios y los seres humanos forman un hilo unificador en las Escrituras, desde su introducción conceptual en Génesis hasta su cumplimiento escatológico en Apocalipsis. Aunque los teólogos difieren sobre la naturaleza y el número precisos de tales convenios divinos, pocos cuestionan su importancia teológica en relación con la historia redentora.
Si bien el término «pacto» no aparece antes de Génesis 6:18, la teología Reformada/Pactual sostiene que otros tres pactos preceden al pacto de Dios con Noé: un eterno «pacto de redención» hecho entre los miembros de la Trinidad antes de la creación del mundo, un «pacto de obras/creación» establecido entre Dios y Adán antes de la caída, y un pacto de gracia posterior a la caída mediante el cual Dios prometió rescatar a la humanidad de las consecuencias del pecado y cumplir su propósito creativo. Si bien, no todos los teólogos reformados coinciden en la relación precisa entre el pacto de gracia y el pacto de redención, se cree que uno o ambos sustentan los pactos divino-humanos posteriores de las Escrituras, todos los cuales sirven para el mismo propósito general y objetivo final.
En conclusion, no podemos negar el hecho de que el Dios Trino planeó la salvación humana antes de la creación del mundo, que Dios estableció una relación con Adán que implicaba obligaciones mutuas o que las relaciones de Dios con la humanidad expresan un único objetivo creativo y redentor del Creador con Su creación. Entendido en este último sentido, el primer pacto Divino y humano es así el establecido en los días de Noé (cp. Is 54:9), afirmando el compromiso de Dios con la creación después del diluvio y así dando comienzo a Su redención que veríamos cumplida en nuestro Señor Cristo Jesus.
Genesis 9:8-15 NBLA
“8 Entonces Dios habló a Noé y a sus hijos que estaban con él y les dijo:
9 «Miren, Yo establezco Mi pacto con ustedes, y con su descendencia después de ustedes,
10 y con todo ser viviente que está con ustedes: aves, ganados y todos los animales de la tierra que están con ustedes, todos los que han salido del arca, todos los animales de la tierra.
11 »Yo establezco Mi pacto con ustedes, y nunca más volverá a ser exterminada toda carnea por las aguas del diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra»
12 También dijo Dios: «Esta es la señal del pacto que Yo hago con ustedes y todo ser viviente que está con ustedes, por todas las generaciones:
13 »Pongo Mi arco en las nubesa y será por señal de Mi pacto con la tierra.
14 »Y acontecerá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se verá el arco en las nubes,
15 y me acordaré de Mi pacto, con ustedes y con todo ser viviente de toda carne.”
Nueva Biblia de las Américas (La Habra: The Lockman Foundation, 2005), Gn 9:8–15.
En la Presencia del Señor
Coram Deo, el devocional