Fallamos en Hacer Discípulos: Una Iglesia sin Dirección
Se posiciona en el centro del escenario, dirigiendo las alabanzas con una delicada sonrisa, los ojos cerrados, la voz aireada y sin lucir amenazante. Las luces brillan. Su apariencia es profesional. Chaqueta entallada que luce de diseñador, zapatos de cuero genuino, recorte a la moda, y su dicciones como las de un gran presentador. Su presencia es cálida, de voz suave, cuidadosa. Entona cánticos sobre el amor y la paz, sobre bendición y protección. No hay nada en él que se sienta peligroso o amenazante para la oscuridad. Nunca levantaría su voz. Nunca enfrentaría el pecado con fuego y fervor.
Y en la Iglesia de hoy, esto es lo que llamamos espiritual. Esto es lo que hemos etiquetado como santificado. Digno. Santo.
Pero, este director de alabanza o predicador no parece un SOLDADO. Parece un sentimentalista. No se parece al viejo diácono con manos callosas, una Biblia desgastada hasta los hilos y una voz que sacudía el infierno cuando oraba. Ese hombre se ha ido. Y lo reemplazamos con una vibra, positivismo, un “tú puedes, se el mejor tu hoy”. Hoy dia tenemos la unción, la bendición, la protección, la sanidad y la misericordia de Dios con una dosis de “amor es amor” y “Dios es Amor”. Y esa es la versión de masculinidad que la Iglesia celebra hoy dia.
Les dijimos a los hombres que fueran amables.
Les pedimos que fueran suaves.
Reemplazamos la fuerza con sensibilidad y lo llamamos santificación.
Una vez conocí a un joven que podía cantar todas las letras de Hillsong, pero nunca se le había enseñado a orar en voz alta con su esposa. Eso no es discipulado. Eso es un fracaso. Y ahora nos preguntamos por qué las iglesias están llenas de hombres pasivos y hogares sin padre. La Iglesia no solo perdió a sus discípulos, sino que perdió a sus hombres.
La Falta del Valentía
La Iglesia solía criar hombres que temían a Dios, protegían a las mujeres y lideraban con convicción. Ahora, la iglesia desarrolló en la plataforma a hombres que manejan la óptica, masajean egos y se alejan de las duras verdades que la Escritura nos presenta.
Los pastores han sido entrenados para ser administradores emocionales, no generales espirituales. Hoy dia tenemos profesionales que son los CEO de una empresa y NO pastores de un rebaño.
¿Cuándo comenzamos a contratar líderes para la comodidad en lugar de comandantes para la guerra?
La convicción ha sido reemplazada por el tono ya hoy dia todos se ofenden cuando el tono sube, pero no se dan cuenta que a quien ofenden es a un Dios Soberano al desobedecer Sus mandatos y decretos. Los pastores se han convertido en anfitriones de escenario de voz suave con mensajes motivaciones a los cuales llaman “Sana Doctrina". La audacia que una vez caracterizó a la Iglesia primitiva ahora se considera "tóxica". Y la masculinidad bíblica es exiliada silenciosamente.
Hemos feminizado la Iglesia hasta el punto en que los hombres ya no ven a Cristo como un guerrero, sino como a un terapeuta, un doctor o un medicamento.
Por lo tanto, no debería sorprendernos que una generación de hombres sea pasiva en el banco, ausente en el hogar y silenciosa ante el colapso cultural. Los discipulamos para que fueran así. Entonces, cuando sus familias se desmoronan, cuando la cultura se burla de Dios y cuando la tiranía llama, se retiran, porque nunca les enseñamos a pelear.
Pasión, NO Sacrificio
Celebramos la vulnerabilidad pero descuidamos la responsabilidad. Aplaudimos la honestidad emocional pero evitamos la exhortación bíblica. Les decimos a los hombres que se abran, pero nunca les enseñamos a ser hombres.
¿Dónde dejamos las palabras de Dios a Su pueblo mediante el Apostol Pablo?… ohhhh, es que pensamos que son solo para Timoteo.
2 Timoteo 4:2 NBLA
“Predica la palabra. Insiste a tiempo y fuera de tiempo. Amonesta, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.”
Estas palabras de nuestro Dios han sido cambiadas por la sintaxis que a la cultura de este mundo le agrada:
“La amonestación ha sido reemplazada por aprobación”
“La reprensión por comprensión”
“La exhortación por autocompasión”
En este tiempo es mas importante que “Compartas tu corazón" antes de “rendirte en sumisión", y también es mas importante que "Expreses tus emociones antes de confrontar tu condición.”
Al tratar de no ser dominantes, borramos el deber. Al evitar la agresión, abandonamos el llamado a avanzar. La Iglesia comenzó a predicar la identidad sin rendir cuentas, y lo que resultó fue una generación que quiere los beneficios de la filiación sin la carga de la obediencia.
Enseñamos a los hombres a sentirlo todo, pero no soportan nada. Así que se adormecen con pornografía, pastillas o pasividad. Han sido entrenados para sentirse víctimas, no forjados en vencedores. Afirmamos su quebrantamiento pero retenemos el desafío de crecer. Y luego nos preguntamos por qué nuestras comunidades se están desmoronando.
Jesús no fue Amable Todo el Tiempo
Seamos claros: Jesús no era un blando sentimentalista. No era pasivo. No evitaba los conflictos.
Volteó las mesas.
Reprendió a los líderes.
Confrontó y señaló el pecado.
Habló del infierno.
Y hasta llamó a algunos “hijos del diablo”
Caminó directamente hacia el sufrimiento.
Él dio su vida, nadie se la quitó.
Sí, era manso. Pero la mansedumbre no es debilidad. Es fuerza bajo control. Y el mismo Cristo que alimentó a los 5.000 también les llamo hipócritas cuando solo venían por “los panes y los peces."
El Evangelio no llama a los hombres a ser más agradables, los llama a morir a sí mismos, tomar su cruz y seguir al Rey que sangraba.
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame."
Lucas 9:23
Hemos distorsionado la imagen de Cristo en algo suave, desinfectado y seguro. Y al hacerlo, hemos perdido el ejemplo que los hombres deben seguir.
Por qué es importante la masculinidad
Cuando los hombres no lideran, el resultado es el caos. Las familias se fracturan. Las iglesias van a la deriva. Las culturas colapsan.
No se puede eliminar a los hombres de la ecuación y esperar que algo florezca. Pero eso es exactamente lo que hemos hecho. Reemplazamos a los protectores con artistas, a los padres con personas influyentes, a los pastores con showmen, y ahora nos preguntamos por qué se devoran las ovejas.
Y ahora estamos cosechando el torbellino. Una iglesia sin padre no puede producir hijos intrépidos. Y una nación dirigida por hombres huérfanos caerá sin luchar. La ausencia de masculinidad bíblica ha dejado un vacío. Y el mundo está más que feliz de llenarlo de falsificaciones: hombres blandos, hombres egoístas, hombres confundidos.
No necesitamos más asistencia masculina a la iglesia. Necesitamos más hombres que sangren por sus familias, mueran a su orgullo y lideren sus hogares con convicción.
Lo que la Iglesia debe recuperar
No necesitamos un cambio de marca. Necesitamos reforma.
Predicación que entrena a los hombres para mantenerse firmes, no para quedarse quietos.
Discipulado que equipa a los hombres para sufrir bien, trabajar duro y liderar humildemente.
Una teología de liderazgo, sacrificio y fortaleza, arraigada en Cristo, no en la cultura.
Deja de suavizar el llamado al arrepentimiento. Deja de disculparte por lo que Dios ha dicho en las Escrituras. Dejen de reducir las demandas del Evangelio para hacerlo más aceptable.
Los hombres no fueron hechos para quedarse en las afueras, en la orilla, en la superficie. Fueron hechos para conquistar… dentro del campo de batalla, primero su pecado, luego el terreno que Dios les dio para que lo administraran.
Necesitamos púlpitos que rujan, no que complazcan. Hombres que predican la verdad, no las tendencias. Iglesias que forjan hermanos, no niños.
"Sé fuerte y valiente. No te asustes ni desmayes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas."
Josué 1:9
Una Nota Final: Hagamos Discípulos que Puedan Matar Dragones
"Velad, estad firmes en la fe, actuad como hombres, sed fuertes."
1 Corintios 16:13
El mundo está en guerra. La Iglesia no puede permitirse hombres débiles. Esto no es un llamado a la masculinidad tóxica. Es un llamado a la masculinidad bíblica: sacrificial, valiente, inamovible.
No veremos la reforma solo a través del entretenimiento. Lo veremos a través de hombres que abran la Palabra, abran sus corazones y entreguen sus vidas.
La Iglesia no será reconstruida por sentados pasivos en los bancos. Será reconstruído por hombres que llevan una espada en una mano y una toalla en la otra. Hombres que morirán a sí mismos, liderarán con la verdad y sangrarán por el rebaño. No buscadores de reflectores. No constructores de marcas. Solo hombres con tierra debajo de las uñas y fuego en los huesos.
Porque los dragones siguen siendo reales, y si no hacemos discípulos para matarlos, esos dragones quemarán todo lo sagrado hasta los cimientos.
Nuestros hijos no necesitan modelos a seguir, necesitan padres. Y esos padres deben sangrar para hacer hombres, verdaderos discípulos.
El mundo y la iglesia necesita hijos que sean hombres y discípulos…
Bro. Virgil Walker
Adaptado por: Hno. A.Colon
Coram Deo, En la Presencia del Señor