Mi Refugio es el Señor
Que el SEÑOR recompense tu obra y que tu pago sea completo de parte del SEÑOR, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.
Rut 2:12 NBLA
Cada dia que abrimos nuestros ojos es una batalla con nuestra mente, cuerpo y espíritu sobre lo que pasará y como podemos evitarlo, arreglarlo o mejorarlo. Pero en muy pocas ocasiones meditamos en las cosas que hace nuestro Señor… por ejemplo: el abre nuestros ojos y nos da aliento para vivir un nuevo dia, nos brinda alimento, vestido y alojamiento… pero sobre todo, El esta en absoluto cuidado de Su Creación. Como nos dice el Predicador:
Eclesiastes 11:5 NBLA
“Como no sabes cuál es el camino del viento,
O cómo se forman los huesos en el vientre de la mujer encinta,
Tampoco conoces la obra de Dios que hace todas las cosas.”
Dios, quien es el dueño de todas las cosas, también es quien cuida de todas las cosas… El da y El quita, El pone y El remueve, El sostiene y El controla. Es por esto que nuestro refugio debe estar siempre en El y NO en nuestras propias fuerzas o habilidades.
“Un REFUGIO se define como el lugar donde uno puede sentirse seguro y protegido,
donde no se permite la violencia contra ninguna persona.
Es el alivio de un peligro o ansiedad.”
Así es nuestro Dios. Cuando depositamos TODA nuestra confianza, TODA nuestra Fe y TODO nuestro ser en El, podemos estar seguros que El nos cuidará de toda maldad, miedos, ansiedad y temor.
Recuerdo cuando mi hijo era pequeño, estaba en un cuido de niños. Cuando llegaba a recogerlo y ponía su mirada en mi, corría a mis brazos con su cara de alegría, con gran expresión como diciendo, “llegó con quien me siento seguro.” La sensación de saber que nada te pasará, porque alguien cuida de ti. La confianza esta puesta en alguien superior a ti, que sabes que NO te fallará.
Cuando pensamos en el refugio bajo las alas de Dios, no podemos evitar recordar el Salmo 91 (vs 1-4) donde el Salmista expresa:
Salmo 91:1-4 NBLA
“El que habita al amparo del Altísimo
Morará a la sombra del Omnipotente.
Diré yo al SEÑOR: «Refugio mío y fortaleza mía,
Mi Dios, en quien confío».
Porque Él te libra del lazo del cazador
Y de la pestilencia mortal.
Con Sus plumas te cubre,
Y bajo Sus alas hallas refugio;
Escudo y baluarte es Su fidelidad.”
El Salmista nos habla de alguien que habita, se refugia, se guarda a la sombra del Altísimo, que es el Todopoderoso Dios. David describe a un hombre cuya forma de vida habitual está marcada por su elección consciente de habitar en un lugar muy destacado por la presencia y la protección de Dios.
Así nosotros, en este presente tiempo, nos sentimos seguros y protegidos bajo las alas y el refugio de Dios. Cuando ponemos nuestra confianza en nuestro Señor Jesucristo podemos recibir la Gracia del Padre y la protección segura bajo el poder del Espíritu Santo. Es el Saber que, a pesar de las pruebas, enfermedades y tragedias, hay alguien Superior, que cuida de ti, no te desamparará y sobre todo es Fiel aun cuando somos infieles.
El libro de Rut es una muestra de la misericordia de Dios hacia el extranjero, al que no conocía de Dios y le abre Sus alas (le extiende sus manos de poder) para que se refugie en El. Es la redención perfecta para ese llamado que El nos hace… ven a mí, confía y te refugiaré, Yo te protegeré.
En el Antiguo Testamento, bajo los mandamientos al pueblo de Dios, se hace énfasis sobre el cuidado del extranjero:
Deuteronomio 24:17–19. NBLA
“No pervertirás la justicia debida al extranjero ni al huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, sino que recordarás que fuiste esclavo en Egipto y que el SEÑOR tu Dios te rescató de allí; por tanto, yo te mando que hagas esto. Cuando siegues tu cosecha en tu campo y olvides alguna gavilla en el campo, no regresarás a recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda, para que el SEÑOR tu Dios te bendiga en toda obra de tus manos”
Booz cumplió a cabalidad lo que Dios demandaba de su pueblo para con el extranjero. El muestra misericordia y refugio a Rut, para que no se fuera a ningún otro campo a segar, ademas de demandar a sus siervos que no la molestasen. Rut dejó a sus padres, su tierra natal y cultura para llegar a un pueblo que no conocía. Al llegar a esta tierra extraña, ella encuentra refugio en Booz, pero este sabe muy bien que el verdadero refugio está en el Señor y por esto le dice: “Que el Señor recompense tu obra y que tu pago sea completo de parte del Señor.”
La bendición del cuidado de Dios llega sólo a aquellos que han escuchado Su llamado y han llegado a el en arrepentimiento y Fe… y ese fue el acaso de Rut.
Rut 1:16-17 NBLA
Pero Rut le respondió: «No insistas en que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, yo iré, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el Señor conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte, nos separa».
Rut se refugió en el Dios de Israel, el Dios de Nohemi… y al depositar su y confianza en El, recibió total protección bajo sus alas, Sus brazos fueron extendidos hacia ella.
Como Booz con Rut, así Jesucristo vino a cumplir esa obra redentora. A pesar de nuestro pecado, El nos llama a que dejemos atrás todo los que nos aleja de Dios y vengamos a Él, para que El nos cuide, nos de Su sostén, nos brinde aliento y esperanza, demostrándonos que estamos bajo las alas de ese Dios maravilloso, quien, a pesar de quienes somos, viles pecadores, nos toma bajo Sus alas y nos lleva a Su refugio eterno… la morada celestial y eterna.
Z.Reyes
Coram Deo, En la Presencia del Señor